amada sensación: regresa y tómame. Cuando despierte el recuerdo en mi cuerpo, y el antiguo deseo me recorra la sangre, cuando los labios y la piel recuerden y sienta aquellas manos que aún me tocan, regresa con frecuencia, y tómame en la noche cuando los labios y la piel recuerden.
Aparte de la significación gramatical del lenguaje, hay otra, una significación mágica, que es la única que nos interesa. Uno es el lenguaje objetivo que sirve para nombrar las cosas del mundo sin sacarlas fuera de su calidad de inventario; el otro rompe esa norma convencional y en él las palabras pierden su representación estricta para adquirir otra más profunda y como rodeada de un aura luminosa que debe elevar al lector del plano habitual y envolverlo en una atmósfera encantada.
En todas las cosas hay una palabra interna, una palabra latente y que está debajo de la palabra que las designa. Ésa es la palabra que debe descubrir el poeta.
La poesía es el vocablo virgen de todo prejuicio; el verbo creado y creador, la palabra recién nacida. Ella se desarrolla en el alba primera del mundo. Su precisión no consiste en denominar las cosas, sino en no alejarse del alba.
Su vocabulario es infinito porque ella no cree en la certeza de todas sus posibles combinaciones. Y su rol es convertir las probabilidades en certeza. Su valor está marcado por la distancia que va de lo que vemos a lo que imaginamos. Para ella no hay pasado ni futuro.
El poeta crea fuera del mundo que existe el que debiera existir. /.../
El poeta hace cambiar de vida a las cosas de la Naturaleza, saca con su red todo aquello que se mueve en el caos de lo innombrado, tiende hilos eléctricos entre las palabras y alumbra de repente rincones desconocidos, y todo ese mundo estalla en fantasmas inesperados. /.../
La Poesía es un desafío a la Razón, el único desafío que la razón puede aceptar, pues una crea su realidad en el mundo que ES y la otra en el que ESTÁ SIENDO.
La Poesía está antes del principio del hombre y después del fin del hombre. Ella es el lenguaje del Paraíso y el lenguaje del Juicio Final, /.../ ella es intangible como el tabú del cielo.
La Poesía es el lenguaje de la Creación. Por eso sólo los que llevan el recuerdo de aquel tiempo, sólo los que no han olvidado los vagidos del parto universal ni los acentos del mundo en su formación, son poetas. Las células del poeta están amasadas en el primer dolor y guardan el ritmo del primer espasmo. En la garganta del poeta el universo busca su voz, una voz inmortal.
El poeta representa el drama angustioso que se realiza entre el mundo y el cerebro humano, entre el mundo y su representación. El que no haya sentido el drama que se juega entre la cosa y la palabra, no podrá comprenderme.
El poeta conoce el eco de los llamados de las cosas a las palabras, ve los lazos sutiles que se tienden las cosas entre sí, oye las voces secretas que se lanzan unas a otras palabras separadas por distancias inconmensurables. Hace darse la mano a vocablos enemigos desde el principio del mundo, los agrupa y los obliga a marchar en su rebaño por rebeldes que sean, descubre las alusiones más misteriosas del verbo y las condensa en un plano superior, las entreteje en su discurso, en donde lo arbitrario pasa a tomar un rol encantatorio. Allí todo cobra nueva fuerza y así puede penetrar en la carne y dar fiebre al alma. Allí coge ese temblor ardiente de la palabra interna que abre el cerebro del lector y le da alas y lo transporta a un plano superior, lo eleva de rango. Entonces se apoderan del alma la fascinación misteriosa y la tremenda majestad.
Las palabras tienen un genio recóndito, un pasado mágico que sólo el poeta sabe descubrir, porque él siempre vuelve a la fuente.
El lenguaje se convierte en un ceremonial de conjuro y se presenta en la luminosidad de su desnudez inicial ajena a todo vestuario convencional fijado de antemano.
Toda poesía válida tiende al último límite de la imaginación. Y no sólo de la imaginación, sino del espíritu mismo, porque la poesía no es otra cosa que el último horizonte, que es, a su vez, la arista en donde los extremos se tocan, en donde no hay contradicción ni duda. Al llegar a ese lindero final el encadenamiento habitual de los fenómenos rompe su lógica, y al otro lado, en donde empiezan las tierras del poeta, la cadena se rehace en una lógica nueva.
El poeta os tiende la mano para conduciros más allá del último horizonte, más arriba de la punta de la pirámide, en ese campo que se extiende más allá de lo verdadero y lo falso, más allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio y del tiempo, más allá de la razón y la fantasía, más allá del espíritu y la materia.
Allí ha plantado el árbol de sus ojos y desde allí contempla el mundo, desde allí os habla y os descubre los secretos del mundo.
Hay en su garganta un incendio inextinguible.
Hay además ese balanceo de mar entre dos estrellas.
Espero curarme de ti en unos días.
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, ni es poco, es bastante.
En una semana se puede reunir todas las palabras de amor
Que se han pronunciado sobre la tierra y
Se les puede prender fuego.
Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado.
Y también el silencio. Porque las mejores palabras de amor
Están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral
Y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero
Cuando digo: "qué calor hace", "dame agua",
"¿Sabes manejar?", "se hizo de noche"
Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías,
Te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero").
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.
Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras:
Guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura.
No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana
Para entender las cosas. Porque esto es muy parecido
A estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
Ante la unión de espíritus leales, no dejéis, que ponga impedimentos. No es el amor, que enseguida se altera, cuando descubre cambios o tiende a separarse de aquel que se separa.
El amor es igual que un faro inamovible, que ve las tempestades y no es zarandeado. Es la estrella que guía la nave a la deriva, de un valor ignorado, aún sabiendo su altura.
No es juguete del Tiempo, aun si rosados labios o mejillas alcanza, la guadaña del Tiempo. Ni se altera con horas o semanas fugaces, si no que aguanta y dura hasta el último abismo.
Si es error lo que digo y en mí puede probarse, decid, que nunca he escrito, ni amó jamás el hombre.
Sonnet 116
Let me not to the marriage of true minds Admit impediments, love is not love Which alters when it alteration finds, Or bends with the remover to remove.
O no, it is an ever-fixed mark 5 That looks on tempest and is never shaken; It is the star to every wand'ring bark, Whose worth's unknown, although his height be taken,
Love's not Time's fool, though rosy lips and cheeks Whitin his bending sickle's compass come, 10 Love alters not with his brief hours and weeks, But bears it out even to the edge of doom:
If this be error and upon me proved, I never writ, nor no man ever loved.
William Shakespeare
viernes, 20 de agosto de 2010
Recibe este rostro mío, mudo, mendigo. Recibe este amor que te pido. Recibe lo que hay en mí que eres tú.
Mujer el mundo está amueblado por tus ojos Se hace más alto el cielo en tu presencia La tierra se prolonga de rosa en rosa Y el aire se prolonga de paloma en paloma Al irte dejas una estrella en tu sitio
Dejas caer tus luces como el barco que pasa Mientras te sigue mi canto embrujado Como una serpiente fiel y melancólica Y tú vuelves la cabeza detrás de algún astro ¿Qué combate se libra en el espacio?
Esas lanzas de luz entre planetas Reflejo de armaduras despiadadas ¿Qué estrella sanguinaria no quiere ceder el paso? En dónde estás triste noctámbula Dadora de infinito
Que pasea en el bosque de los sueños Heme aquí perdido entre mares desiertos Solo como la pluma que se cae de un pájaro en la ( noche Heme aquí en una torre de frío Abrigado del recuerdo de tus labios marítimos
Del recuerdo de tus complacencias y de tu ( cabellera Luminosa y desatada como los ríos de montaña ¿Irías a ser ciega que Dios te dio esas manos? Te pregunto otra vez El arco de tus cejas tendido para las armas de ( los ojos
En la ofensiva alada vencedora segura con orgullos ( de flor Te hablan por mí las piedras aporreadas Te hablan por mí las olas de pájaros sin cielo Te habla por mí el color de los paisajes sin viento Te habla por mí el rebaño de ovejas taciturnas
Dormido en tu memoria Te habla por mí el arroyo descubierto La yerba sobreviviente atada a la aventura Aventura de luz y sangre de horizonte Sin más abrigo que una flor que se apaga Si hay un poco de viento Las llanuras se pierden bajo tu gracia frágil Se pierde el mundo bajo tu andar visible Pues todo es artificio cuando tú te presentas Con tu luz peligrosa
Inocente armonía sin fatiga ni olvido Elemento de lágrima que rueda hacia adentro Construido de miedo altivo y de silencio
Haces dudar al tiempo Y al cielo con instintos de infinito Lejos de ti todo es mortal Lanzas la agonía por la tierra humillada de ( noches Sólo lo que piensa en ti tiene sabor a eternidad He aquí tu estrella que pasa Con tu respiración de fatigas lejanas
Con tus gestos y tu modo de andar Con el espacio magnetizado que te saluda Que nos separa con leguas de noche Sin embargo te advierto que estamos cosidos A la misma estrella
Estamos cosidos por la misma música tendida De uno a otro Por la misma sombra gigante agitada como árbol Seamos ese pedazo de cielo Ese trozo en que pasa la aventura misteriosa La aventura del planeta que estalla en pétalos de ( sueño En vano tratarías de evadirte de mi voz Y de saltar los muros de mis alabanzas Estamos cosidos por la misma estrella Estás atada al ruiseñor de las lunas
Que tiene un ritual sagrado en la garganta
Qué me importan los signos de la noche Y la raíz y el eco funerario que tengan en mi ( pecho Qué me importa el enigma luminoso Los emblemas que alumbran el azar Y esas islas que viajan por el caos sin destino a ( mis ojos Qué me importa ese miedo de flor en el vacío Qué me importa el nombre de la nada El nombre del desierto infinito O de la voluntad o del azar que representan Y si en ese desierto cada estrella es un deseo de ( oasis O banderas de presagio y de muerte Tengo una atmósfera propia en tu aliento La fabulosa seguridad de tu mirada con sus cons- ( telaciones íntimas Con su propio lenguaje de semilla
Tu frente luminosa como un anillo de Dios Más firme que todo en la flora del cielo Sin torbellinos de universo que se encabrita Como un caballo a causa de su sombra en el aire Te pregunto otra vez
¿Irías a ser muda que Dios te dio esos ojos? Tengo esa voz tuya para toda defensa Esa voz que sale de ti en latidos de corazón Esa voz en que cae la eternidad Y se rompe en pedazos de esferas fosforescentes
¿Qué sería la vida si no hubieras nacido? Un cometa sin manto muriéndose de frío Te hallé como una lágrima en un libro olvidado Con tu nombre sensible desde antes en mi pecho Tu nombre hecho del ruido de palomas que se ( vuelan
Traes en ti el recuerdo de otras vidas más altas De un Dios encontrado en alguna parte Y al fondo de ti misma recuerdas que eras tú El pájaro de antaño en la clave del poeta Sueño en un sueño sumergido
La cabellera que se ata hace el día La cabellera al desatarse hace la noche La vida se contempla en el olvido Sólo viven tus ojos en el mundo El único sistema planetario sin fatiga Serena piel anclada en las alturas Ajena a toda red y estratagema En su fuerza de luz ensimismada Detrás de ti la vida siente miedo Porque eres la profundidad de toda cosa El mundo deviene majestuoso cuando pasas Se oyen caer lágrimas del cielo Y borras en el alma adormecida La amargura de ser vivo Se hace liviano el orbe en las espaldas
Mí alegría es oír el ruido del viento en tus cabellos (Reconozco ese ruido desde lejos) Cuando las barcas zozobran y el río arrastra tron- ( cos de árbol Eres una lámpara de carne en la tormenta Con los cabellos a todo viento Tus cabellos donde el sol va a buscar sus mejores ( sueños Mi alegría es mirarte solitaria en el diván del ( mundo Como la mano de una princesa soñolienta Con tus ojos que evocan un piano de olores Una bebida de paroxismos Una flor que está dejando de perfumar Tus ojos hipnotizan la soledad Como la rueda que sigue girando después de la ( catástrofe Mi alegría es mirarte cuando escuchas Ese rayo de luz que camina hacia el fondo del ( agua
Y te quedas suspensa largo rato Tantas estrellas pasadas por el harnero del mar Nada tiene entonces semejante emoción Ni un mástil pidiendo viento Ni un aeroplano ciego palpando el infinito Ni la paloma demacrada dormida sobre un ( lamento Ni el arcoiris con las alas selladas Más bello que la parábola de un verso La parábola tendida en puente nocturno de alma ( a alma Nacida en todos los sitios donde pongo los ojos
Con la cabeza levantada Y todo el cabello al viento Eres más hermosa que el relincho de un potro en ( la montaña Que la sirena de un barco que deja escapar toda ( su alma Que un faro en la neblina buscando a quien ( salvar Eres más hermosa que la golondrina atravesada ( por el viento Eres el ruido del mar en verano Eres el ruido de una calle populosa llena de ( admiración Mi gloria está en tus ojos Vestida del lujo de tus ojos y de su brillo interno
Estoy sentado en el rincón más sensible de tu ( mirada Bajo el silencio estático de inmóviles pestañas Viene saliendo un augurio del fondo de tus ojos Y un viento de océano ondula tus pupilas Nada se compara a esa leyenda de semillas que ( deja tu presencia
A esa voz que busca un astro muerto que volver a ( la vida Tu voz hace un imperio en el espacio Y esa mano que se levanta en ti como si fuera a ( colgar soles en el aire Y ese mirar que escribe mundos en el infinito Y esa cabeza que se dobla para escuchar un mur- ( mullo en la eternidad Y ese pie que es la fiesta de los caminos ( encadenados Y esos párpados donde vienen a vararse las cente- ( llas del éter Y ese beso que hincha la proa de tus labios Y esa sonrisa como un estandarte al frente de tu ( vida Y ese secreto que dirige las mareas de tu pecho Dormido a la sombra de tus senos
Si tú murieras Las estrellas a pesar de su lámpara encendida Perderían el camino ¿Qué sería del universo?
Ella daba dos pasos hacia delante Daba dos pasos hacia atrás El primer paso decía buenos días señor El segundo paso decía buenos días señora Y los otros decían cómo está la familia Hoy es un día hermoso como una paloma en el cielo
Ella llevaba una camisa ardiente Ella tenía ojos de adormecedora de mares Ella había escondido un sueño en un armario oscuro Ella había encontrado un muerto en medio de su cabeza
Cuando ella llegaba dejaba una parte más hermosa muy lejos Cuando ella se iba algo se formaba en el horizonte para esperarla
Sus miradas estaban heridas y sangraban sobre la colina Tenía los senos abiertos y cantaba las tinieblas de su edad Era hermosa como un cielo bajo una paloma
Tenía una boca de acero Y una bandera mortal dibujada entre los labios Reía como el mar que siente carbones en su vientre Como el mar cuando la luna se mira ahogarse Como el mar que ha mordido todas las playas El mar que desborda y cae en el vacío en los tiempos de abundancia Cuando las estrellas arrullan sobre nuestras cabezas Antes que el viento norte abra sus ojos Era hermosa en sus horizontes de huesos Con su camisa ardiente y sus miradas de árbol fatigado Como el cielo a caballo sobre las palomas
Sé de un lugar donde siempre es otoño. Es otoño y pienso en ti. Donde el viento se lleva las hojas por el suelo, donde llueve tan dulce que hace daño. Yo quisiera ser hoja para posarme en tus manos, de la luz ser su fértil luto, de la tierra su olor a tiempo mustio, a humedad y cansancio; ser aire, abajo de las nubes y los árboles, como naturaleza que caída se entierra y nace. Sé de un lugar donde la sangre duerme esperando una ausencia. Es otoño y me duelen las rodillas, el mármol de los parques, tus flores secas. En el abrigo azul guardé tu carta y también me duele. Es otoño y tú no estás. Y será otoño hasta el último de mis días.
La tierra giró para acercarnos, giró sobre sí misma y en nosotros, hasta juntarnos por fin en este sueño, como fue escrito en el Simposio. Pasaron noches, nieves y solsticios; pasó el tiempo en minutos y milenios. Una carreta que iba para Nínive llegó a Nebraska. Un gallo cantó lejos del mundo, en la previda a menos mil de nuestros padres.
La tierra giró musicalmente llevándonos a bordo; no cesó de girar un solo instante, como si tanto amor, tanto milagro sólo fuera un adagio hace mucho ya escrito entre las partituras del Simposio.
Qué vano y qué tedioso nuestro mundo ordinario parecerá a alguien Como tú, que en Florencia habrías conversado con Mirandola, o caminado entre los frescos olivares de Academos: habrías recogido cañas de la verde corriente para la aguda flauta de Pan, pies de cabrito, y tocado con las blancas niñas en el valle Feacio donde el grave Odiseo de su profundo sueño despertara.
¡Ah!, en verdad, una urna de ática arcilla 4 guardó tu polvo pálido, y has venido otra vez a este mundo ordinario, tedioso y vano, fatigada de los días sin sol, de campos rebosantes de asfódelos insípidos, de labios sin amor, con que besan los hombres en el Infierno. Oscar Wilde
"Tan de repente, quién lo hubiera dicho" "los nervios y el tabaco, yo se lo advertí" "más o menos, gracias" "desenvuelve estas flores" "su hermano también murió del corazón, seguramente es de familia" "con esa barba jamás lo hubiera reconocido a usted" "él tiene la culpa, siempre andaba metido en líos" "he de hablarle pero no lo veo" "Casimiro está en Varsovia, Tadeo en el extranjero" "tú sí que eres lista, yo no pensé para nada en el paraguas" "qué importa que fuera el mejor de ellos" "es un cuarto de paso, Bárbara no estará de acuerdo" "es cierto, tenía razón, pero eso no es motivo" "barnizar la puerta, adivina por cuánto" "dos yemas, una cucharada de azúcar" "no era asunto suyo, por qué se metió" "todos azules y sólo números pequeños" "cinco veces, y nunca contestó nadie" "vale, quizá yo haya podido, pero tú también podías" "menos mal que ella tenía ese empleo" "no lo sé, tal vez sean parientes" "el cura, un verdadero Belmondo" "no había estado nunca en esta parte del cementerio" "soñé con él hace una semana, fue como un presentimiento" "mira qué guapa la niña" "no somos nadie" "denle a la viuda de mi parte... tengo que llegar a" "y sin embargo en latín sonaba más solemne" "se acabó " "hasta la vista, señora" "¿qué tal una cerveza?" "llámame y hablamos" "con el tranvía cuatro o con el doce" "yo voy por aquí" "nosotros por allá"
La bailarina ahora está danzando la danza del perder cuanto tenía. Deja caer todo lo que ella había, padres y hermanos, huertos y campiñas, el rumor de su río, los caminos, el cuento de su hogar, su propio rostro y su nombre, y los juegos de su infancia como quien deja todo lo que tuvo caer de cuello y de seno y de alma.
En el filo del día y el solsticio baila riendo su cabal despojo. Lo que avientan sus brazos es el mundo que ama y detesta, que sonríe y mata, la tierra puesta a vendimia de sangre, la noche de los hartos que ni duermen y la dentera del que no ha posada.
Sin nombre, raza ni credo, desnuda de todo y de sí misma, da su entrega, hermosa y pura, de pies voladores. Sacudida como árbol y en el centro de la tornada, vuelta testimonio.
No está danzando el vuelo de albatroses salpicados de sal y juegos de olas; tampoco el alzamiento y la derrota de los cañaverales fustigados. Tampoco el viento agitador de velas, ni la sonrisa de las altas hierbas.
El nombre no le den de su bautismo. Se soltó de su casta y de su carne sumió la canturia de su sangre y la balada de su adolescencia.
Sin saberlo le echamos nuestras vidas como una roja veste envenenada y baila así mordida de serpientes que alácritas y libres le repechan y la dejan caer en estandarte vencido o en guirnalda hecha pedazos.
Sonámbula, mudada en lo que odia, sigue danzando sin saberse ajena sus muecas aventando y recogiendo jadeadora de nuestro jadeo, cortando el aire que no la refresca única y torbellino, vil y pura.
Somos nosotros su jadeado pecho, su palidez exangüe, el loco grito tirado hacia el poniente y el levante la roja calentura de sus venas, el olvido del Dios de sus infancias.